17 noviembre 2011

Justicia & Sacrificio [Capítulo#O4]

(Karnak, Egipto)


Capítulo 04: Sonrojos & Alcohol


La vida es una caja de sorpresas, he llegado a creer que la caja de la bella Pandora es similar a la irónica vida que nos es concedida al nacer. Es tan hermosa, mágica, efímera, y especial, el sabor de la vida terrenal es sencillamente inexplicable, tiene tantos sinónimos pero tan pocas definiciones exactas.

Seiya y sus amigos siguieron el trayecto luego de encontrarse con Shaina con rapidez y silencio, recordar a camaradas muertos en batalla no ha sido fácil nunca, y aunque ya son considerados caballeros fuertes, esa clase de cosas no se ‘superan’ aunque seas el más fuerte y temido de la tierra. Los sentimientos siguen ahí, aunque sean una bendición para unos… y debilidad para otros.

Caminaron hacia un pasillo luego de llegar al santuario luego de que se lo pidiese uno de los guardianes del lugar, un poco confundidos por la complejidad y alto número de pasillos, cruzaron el ambiente silencioso apresuradamente

-no sabía que este lugar existía aquí- dijo Hyoga que veía a su alrededor atentamente, enormes paredes los rodeaban, paredes blancas y suelo liso. Era casi una réplica exacta del Partenón griego frente a sus ojos, tal y como fue en la época mitológica.

-si te hace sentir mejor, yo tampoco tenía idea de que existía- dijo Seiya al momento en que Hyoga acabó de hablar

-si no lo sabías tú, que te entrenaste aquí, eso quiere decir que quizás es un lugar prohibido o secreto- señaló Shiryu

-gran porcentaje del santuario está prohibido pisar- dijo Seiya recordando no muy lindos recuerdos –aun cuando estas siendo entrenado aquí, la curiosidad me ha enseñado muchas cosas de este lugar- acabó sonriendo forzadamente. Sus amigos rieron ante aquella última afirmación.

Pronto acabaron de cruzar el enorme pasillo, llegando a lo que parecía ser el patio central del lugar, rodeado de columnas, y en el centro, con un enorme espacio que carecía de techo. El sol que comenzaba a ponerse más intenso por el transcurrir de la mañana bañaba la parte central del lugar, y justo al fondo, en una especie de balcón, divisaron a Saori, con la mirada hacia el horizonte, y su inseparable y precioso vestido blanco.

Ellos llegaron a unos metros, y subieron sus miradas hacia ella, que luego de mirarlos con impresión, sonrió alegre de verles de nuevo.

-han venido mucho más rápido de lo que creí- apuntó bajando las delicadas y enormes escaleras que estaban a un extremo de aquel balcón

-somos tus caballeros- respondió instantáneamente Seiya que cruzó miradas directas con ella al tenerla en frente. La misma sonrió nuevamente y miró a los demás

-se los agradezco mucho, vamos chicos, dejen esas pesadas armaduras de lado, aún hay cosas que decidir.-


*

Una gota… se escurre desde su frente, bajando por uno de los costados de su nariz… viaja a través de su mejilla y se oculta tras su cuello.

Otra gota, viaja directo a través de su sien.

Una gota más, recorre el viaje marcado por la anterior.

¿Puedes recordarme? Sabes que no soy la sombra que morirá cuando le de lleno un rayo de sol la amenace.

Somos casi uno mismo…

Otra gota.

¡Una gotita más! ¡Huele a alcohol!

-¿No piensas despertar enserio? ¡Increíble!- una voz femenina, parecía estar más cerca que la voz que escuchó anteriormente, al parecer entre un sueño. Llevó ambas manos hacia sus ojos, frotándolos y así quizás recobrando la conciencia. Entonces risitas femeninas similares a dulces campanadas se abrieron paso por el lugar, no era un sueño, alguien más estaba en aquel lugar… y él creía saber quién era.

Se levantó del sofá en el que había estado recostado, divisando nuevamente la modesta casa en la que había decidido quedarse luego de llegar a Egipto, era de una familia aunque no pobre, pero si de clase media, era reconfortante el lugar, muy familiar, y la verdad, muy occidental, así que no se sintió extraño.

Al restablecerse por completo, divisó a la chica que se encontraba frente a él, de tez de melocotón y cabellera castaña rojiza, puntas irregulares hacían bucles solo al final de su cabello, el mismo que era lacio, parecían ser pinceladas hechas por algún pintor amigo de Miguel Ángel, ya que sus ojos dulces y determinados lo veían de tal modo, que no sabría decir que era exactamente lo que le llamaba tanto la atención de ella, si solo sus ojos o toda ella.

Sin embargo, aquella atracción creada hacia ella era quizás momentánea, acababa de conocerla, y él sabía disimularlo, o eso creía. Es un escorpión, son tan predecibles como algo oculto detrás de un muro de cristal pulido, brillante y transparente.

-¿Qué tal dormilón?- sonrió la chica, que hizo brillar el delicado color carmín de sus labios
Sonrió y se volvió a frotar los ojos.

-¿rociaste vino en mi rostro?- dijo al cabo de unos segundos

-veo que tus sentidos están muy bien desarrollados- dijo ella sin dejar de sonreír coquetamente –podría jurar que cuando me acerqué sigilosamente a ti al verte ‘dormir’ parecías estar en guardia a la vez-

El volvió a sonreír, se levantó del sofá, y reposó una de sus manos en uno de sus bolsillos, si, el del pantalón de gabardina negra que llevaba puesto, además de una camisa negra un poco ceñida a su cuerpo de igual color. Se veía alto e imponente, su mirada clavada en aquella chica era tan… extraña. La chica podía percibirlo, pero no sabía si era por el simple hecho de que la presencia de él era tan extraña… única.

-solo dormía- apuntó tras unos minutos en aparente silencio otra vez.

-sí, sí, eso parecía- dijo ella de manera pedante, ladeando su cabeza sin dejar de mirarlo a los ojos, el percibió su burla al instante

-¿y es acaso un habito tuyo hostigar a personas mientras duermen?- dijo el de ojos azul grisáceos, la chica sonrió aun más maravillada con la exageración marcada hasta en las delicadas y masculinas facciones de su rostro

-¿hostigar? ¡oh, no sabía que el levantar a alguien que se ha quedado dormido se llamase actualmente así! ¿Sabes? Le dijiste a mi padre que necesitabas salir temprano en la mañana y pues… ya falta poco para el mediodía.-

Milo abrió sus ojos más de lo normal.

-¿Poco para mediodía dices?- se apresuró de inmediato a tomar su chaqueta negra junto a el en el sofá y caminó hacia la salida de la casa, la chica un poco confundida lo siguió con su mirada.

-¿Qué cosa tan urgente tienes que hacer?- dijo siguiéndolo, Milo se detuvo justo frente a la puerta de la casa, cerrando los ojos. Debía buscar una buena excusa.

Si, como sospechan. El mismo andaba sin armadura y escondiendo su cosmos para evitar ser encontrado, luego de divagar lo suficiente, se enteró de que en Egipto había caballeros también. Debido a que no sabía si eran del bando de los enemigos o aliados, prefirió entonces escabullirse entre las personas normales y recopilar rumores. Lo que sugiere que la chica que lo acompañaba en aquellos segundos desconocía que el mismo era un caballero ateniense.

Por ello, debía buscar la excusa perfecta.

-Voy a… tengo que buscar algo que me encomendaron.- si, vaya que era un imbécil, de seguro ella preguntaría qué demonios iría a buscar

-¿qué cosa?-

Perfecto. ¿Qué sucedía? ¿¡Por qué actuaba como un autentico idiota!?

-¡Hey!, te estoy hablando- dijo la chica entre risas, al parecer el disfrazado caballero escorpión se quedó divagando por mucho tiempo

-¿qué es tan gracioso?- se giró Milo en un rápido movimiento hacia la chica

-nada, nada, vuelve pronto, habrá un rico almuerzo, tienes dos horas para llegar a tiempo.- sonrió ella, y con el jarrón de vino que tenía en ambas manos, se dirigió entonces a la cocina, dejando al atónito Milo ahí parado como un niño.

Esa era en las clases de situaciones en las cuales el entrenamiento no servía de nada.

Y bien, salió de la casa no porque ella se lo hubiese ordenado si no porque debía hacerlo.

¿Por qué debía salir entonces tan temprano? La respuesta es sencilla, justo como le había informado al pequeño Kiki al verlo hacía un día, había escuchado que existían caballeros en la región, y que además una figura había desaparecido en uno de los templos de la ciudad, había aquella circunstancia creado un revuelo en el lugar, ya que, luego de ello siguió el secuestro de una de las sacerdotisas del templo.

El tempo sagrado de Karnak era el epicentro de aquel problema.

Milo entonces había escuchado que temprano en la mañana, comenzaban las celebraciones  y cultos en el lugar, esperaba encontrar más información yendo de manera de turista. Sin embargo todo se le había ido pronto de las manos al quedarse dormido repentinamente.

A aquel asunto no dejaba de darle vueltas, es decir, dormir es natural, pero quedarse dormido sin razón evidente, estaba claramente acostumbrado a tardar hasta semanas sin dormir lo suficiente, y sus energías no habían sido absorbidas por alguna pelea aun, ¿Qué era lo que sucedía entonces? Pareció que solo calló en aquel letargo por arte de magia. Repentinamente.

Pronto, luego de caminar unas dos calles bien pobladas e impresionantemente industrializadas, con pavimento y demás, comenzó a oler nuevamente aquel olor que percibió desde que llegó al Cairo, ese olor a arena, sangre eterna, y esos susurros del pasado en el viento, divisó aquella enorme edificación de piedra caliza y color marrón desteñido, que parecía ser solo un capricho histórico que no cedía ante el deterioro o la erosión. Ahí tan imponente rodeado de esfinges que simbolizaban al dios Amon y miles y miles de peregrinos frente a él se encontraba el templo de Karnak. 




to be continued

1 comentario:

  1. OMG! Milo ♥_♥
    #FANGIRLMODEON xDD
    que te puedo decir Eve ... Qe ame este capi amo esta nove! y apenas lleva 4 capítulos! no puedo esperar que publiques el siguiente en la espera me comeré las uñas (no dejes que llegue a la cutícula plis xDD)te quiero Eve! éxitos con esta super nove <3

    ResponderEliminar

¡Gracias por querer compartir tu opinión! :)