28 abril 2012

Capítulo O6: Caramelos





Aquí viajamos unos seis años al pasado

Iremos luego de que vaya por algunas cosas… aun faltan la guitarra y los dulces…

Okay, te esperaré aquí.

Bajó las escaleras dando graciosos saltitos en cada escalón, repasaba mentalmente las partituras de las canciones que tocaría junto a Mary en aquella fiesta de Hallowen a la que asistirían en pocos minutos, la habían planeado con algunos amigos desde hacía ya un tiempo. Nani tenía preparada una coreografía, Josh y Mary cantarían una canción y los demás tenían más sorpresas, desde que él y su madre se habían mudado con Gladys y Mary todo había sido un tanto más liviano, podía hacer lo que quisiese (hablando sanamente) y al parecer ya no había de que preocuparse.

Susurros;

-¿desesperada?-

-exacto… Gladys, ha desactivado todas mis tarjetas de crédito, irme hacia donde está ahora me llevaría mucho tiempo, además, corro con el riesgo de gastar el poco efectivo que me queda… quedarme sin algún centavo, y no verle para reclamarle-

-estamos para lo que desees, ¡somos una familia! El dinero es lo de menos, mamuchi, haremos lo que sea-

Se detuvo estático detrás de la pared de la cocina que daba hacia las escaleras de esa pequeña casa, su mundo se había desmoronado.  Si, creyó por unos momentos que todo estaba perfecto, pero no era así, su madre sollozaba en brazos de su tía, se sintió el mayor egoísta de todos, y decidió cargar a cuestas un ‘pecado’ que supuestamente había cometido. Para nadie era un secreto el que se encontraban ahí en esa casa después de el enorme problema que se armó en su casa luego de encontrarlo tocando la guitarra su padre… la guitarra… todo por culpa de ese instrumento.

-¡Hey! ¡Ayúdame!- escuchó detrás de sí un alarido, y segundos después algo chocó contra su espalda. Cuando viró a ver encontró el forro de su guitarra con la suya al parecer ya dentro –ya esta todo listo- inquirió Mary -¿por qué esa cara?-

Ella que no era para nada tonta se había dado cuenta del bajo extremo de ánimo que se fue sobre los hombros de Josh, que estaba ahí, cual alma en pena, pálido y estático, rehusándose a ir.

-N-no sucede nada- respondió

-¡Claro que si sucede algo! ¿Vuelves a oír conversaciones ajenas?- preguntó al ver que estaba escondido detrás de la puerta de la cocina, esa era una mala costumbre de su amigo de infancia. Entró a la cocina preguntando que sucedía con su tía:

-una migraña horrible, Mary- respondiéndole esta, se tomó la cabeza con una mano luego de suspirar para evitar algún quiebre explicito de voz -¿se van ya a su fiesta?- finalizó

-¡Sip!- dijo Mary –Erika, ahí hay pastillas de las que tomo cuando me duele demasiado la cabeza, ya sabes, siempre me pasa, puedes usar alguna-

Erika asintió aun ocultando su rostro, y la chica casi sin tragarse el cuento, pero fingiendo bien, le dijo a su primo que se fuesen. Salieron de casa en silencio, caminaron hasta llegar frente a un árbol de cerezos que estaba cerca de su casa. Ahí fue el punto en que se rindió Jonathan, ya no quería fingir más, solo ceder ante el suelo y quedarse ahí, quieto, para siempre, convertirse en piedra quizás, podría esa ser una perfecta salida de todo ese Apocalipsis que sentía acercarse poco a poco.

-Bien, ¿ya me dirás que te sucede?- dijo Mary que se volteó mirándole directamente, decidida a tomar cartas en el asunto. Sabía que el tenía algo y le preocupaba bastante.

-Nada- masculló él

-¡JA!- dijo ella sarcásticamente -¿no me dirás que tienes?-

-Dije que nada- volvió a decir con una tranquilidad propia de un cadáver, ella  por su parte tenía una preocupación rampante, que aumentaba a ver lo raro que se encontraba.

-A pesar de que siempre me obligas a decirte que tengo, ¿no me dirás nada?- ella era alguien sumamente fiel, cual cachorrito, que creía ciegamente en que si das confianza, eso recibirás, y encontrarse en aquella situación la preocupaba… muy por encima de todo eso la hería en siento modo.

-No comiences con tus babosadas-

El se había fastidiado ya de ella.

Eso no la intimidaría.

-¿confías en mí?-

La verdad era que aquel singular árbol de cerezos parecía tener un magnetismo para con quienes tenían una pena a cuestas, y que estaban ciegos ante circunstancias de sus vidas, era como un ciclo que te atrapaba, quizás por su tranquilidad, a pesar de estar en media calle, cerca de él siempre había paz y silencio. Ese arbolito era un psicólogo mudo que se quedaría ahí casi por siempre, sus florecillas danzaban por doquier, como contando los segundos en que Mary esperaba atenta la respuesta de su primo.

Ante el silencio, sintió un nudo en la garganta, pero no importaba, era ahí donde irradiaba la fuerza de su grandeza, a pesar de su miedo a ser rechazada lo intentaría otra vez, pues no era por su bien, era por el de él. Y apretando sus manos insistió

-¿Y bien?-

-¡Claro que lo hago!-

Ante aquella respuesta solo quedaba una cosa por hacer, recurriría a sus misteriosos poderes que solo usaba en situaciones extremas. Cualquiera que no la conociese, (como la mayoría de sus conocidos) diría que es un acto infantil, otros una suma estupidez, pero no tienen idea del valor que para ella tiene, y que para muchos también. Solo necesitaba dejar lo que tenía en sus manos en el suelo, y se acercaría a él, pensando en su encantamiento.

Se detuvo frente a él, este tenía su cabeza desviada hacia el tronco del árbol, con su mirada perdida ahí, a pesar de la cercanía de su prima, y tomó su rostro con ambas manos, haciéndolo bajar su vista hacia ella, que tenía muchos centímetros menos que él.

-Cierra los ojos-

-¡¿Qué?!- exclamó él

-Entiendo que no quieras decirme nada- soltó su rostro –entiendo también que hayan cosas que prefieres mantener en secreto, todos merecemos privacidad, y bien, yo solo te quiero ayudar. Te daré un trato especial, a cambio de dejarte en paz, solo tienes que cerrar los ojos…

-¿para qué?-

-en eso me demostrarás cuanto confías en mi, solo ciérralos, transmutaré tus penas-

-¿cómo?-

-un mago no dice sus conjuros, solo ciérralos, no te comeré- rió Mary, y Josh, perdido y contundido como se encontraba, cerró sus ojos dudoso, con el ceño claramente fruncido, a la expectativa de la alquimia que al parecer su prima haría. Esta, bajo su mirada hacia su pecho, recordando que ahí tras su caja toráxica estaba escondido su corazón. ¿Por cuantas cosas había pasado? A pesar de que este al parecer siempre estuviese inexpresivo algo ocultaba, y aunque quizás jamás se enteraría de la naturaleza de sus penas solo podría hacer una cosa por él. Así que pensando en expulsar demonios, pensamientos y magia negra, cerró sus ojos y posó un suave beso sagrado en su pecho, sobre su cansado corazón, que repiqueteó extrañamente, entre descargas eléctricas, eliminando neutrones, fusionando protones y electrones vivamente, deshaciéndose rápidamente de la magia mal intencionada que había entrado en el corazón de Jonathan.

Y quizás el error que él cometió esa vez se basa en haber abierto los ojos antes de tiempo, perplejo, al sentir lo que sucedía, bajó su mirada, encontrándose con semejante espectáculo, Mary ahí, rozando sus labios contra su piel cubierta por la tela negra de su ropa. Esta se separó, levando su mirada al percatarse de aquello. Se quedó sin saber porque así, con sus labios juntos, mirándole fijamente, hasta que soltó un extraño respingo y se llevó su mano derecha a su boca.

Josh, mudo, solo la miró con duda en sus ojos, al verla doblarse sobre su abdomen como si enserio hubiese aspirado algún veneno, y cual truco de película fantástica, ella apartó su mano de sus labios, dejando caer caramelos ácidos negros, cientos de ellos al suelo.

-¡Wow, mira! Con razón tenías esa cara. ¡Mira todo el humo negro que tenías en el pecho!- exclamó ella, observando los caramelos que habían salido de sus labios

-P-pero…- tartamudeó Jonathan perplejo por tal escena -¡Son los caramelos que traías en la bolsa!-

-¡Claro que no! Son tus malos sentimientos, los he transmutado fuera de ti, ¡Mira! ¡Créelo!, si no, no servirá de nada a pesar de haberlos sacado.-

-Pero, Ángel…-

-¡Cállate!- lo interrumpió -¡Vamos a la fiesta! ¡Ya están fuera de ti! Ahora tocarás la guitarra y te convertirás en el sucesor de Slash.-

Y tomando sus manos, y las cosas, lo arrastro junto a ella, empujándolo a seguir adelante, y sin darse cuenta, lanzándole un hechizo a su corazón.
    
Y regresamos al presente

Bien, hay solo dos cuestiones, dos preguntas de índole extrema, la primera era, ¿Cómo era que se encontraba casi en el suelo? Estaba en el borde de su cama casi cayendo al suelo, la segunda era la más importante y quizás más traumatizante, quizás también seria la responsable de futuras confusiones, la base de esta historia por casualidad. Y eso es: ¿por qué estaba soñando con Mary?, y añadiendo un tercer punto importante ¿por qué recordaba aquel día?, se suponía que todo había quedado en el pasado, que ella había hecho un perfecto encantamiento.

La gran maga Isis, así le decían a esa diosa en el antiguo Egipto, siempre  le había recordado a Mary, que por cierto de seguro ya habría para esos minutos, encontrado la cámara que había reparado, quería ayudar a la malcriada niña de alguna manera. Se levantó, vistiéndose, lavándose los dientes y bajando a desayunar. Solo tomo un par de galletas de soda y un poco de jugo de naranja.

-Me extrañó el que no te fueses con Mary- inquirió Gladys que se encontraba organizando los libros de filosofía y poesía que hacía poco había adquirido

-No tengo clases en la mañana hoy, quería irme con ella pero no se por qué dormí demasiado- suspiró Jonathan que se preparaba para irse. Se despidió colocándose los auricurales, se iría escuchando música, debía mejorar su humor, porque se sentía bastante molesto. Y se le notaba en sencillamente la manera de caminar, que un poco más y sería la rígida marcha de algún nazi.

Llega entonces a la academia, y se quita los amiguitos de sus oídos, vio acercarse a una chica que recordó, debió llamar la noche anterior. Stefanía. Maldijo muy por debajo de su fría expresión, y se detuvo con la mirada perdida, sabía que ella lo había visto ya y se acercaría.

-¿Qué sucedió ayer? Dijiste que me llamarías- dijo enrollándose el cabello en rulos artificiales de color castaño rojizo, con aquel aire que la envolvía de chica sexyyosoymejorquetuyloschicossemuerenpormi.

-se me olvidó- respondió este de manera engreída y cínica. Mostrándose fastidiado de su presencia

-¡Me dejaste esperando!, eso no se justifica-

-No lo estoy haciendo, se me olvidó, ¿ya?- soltó fastidiado enserio, con un humor por mas horrible

-¡Amaneciste mal humorado!, ¿hay algo que yo podría hacer?- dijo esta con voz azucarada y de gata callejera, acercándose a él, mientras enrollaba sus manos tras su cuello, pegando sus proporciones a él. Este bajo su cabeza rozando su mejilla con la de ella, llena de rubor artificial y bastante maquillaje. Estaba aburrido y mal humorado, quizás ella serviría para descargarse. Aquellos pensamientos se esfumaron cuando miró hacia un lado, más allá de donde se encontraban, cerca de las escaleras. Mary bajaba las escaleras junto a Nani, y al final le esperaba Joseph, esta al parecer le saludó, sonriendo bastante.

Jonathan se separó de Stefanía, que si no hubiese deshecho su enredo de manos tras su cuello, hubiese caído al suelo.

-¿Qué te pasa?- exclamó molesta la chica

-Déjame en paz Stefanía- dijo Jonathan sin apartar sus ojos de la escena anteriormente descrita

-p-pero…-

-Ya deja de ofrecerte de tal manera, el que te aflojes tan fácil no lo hace atractivo, cariño- soltó con su cinismo a mil Jonathan volteando a verla. –adiós, linda- sonrió cual demonio y se alejó groseramente de ella.

-¡A mi nadie me habla así, Jonathan Rivas!- gritó de manera histérica la chica. Jonathan se detuvo al escuchar eso, pensando en ni siquiera voltear, pero su atención se fue de nuevo hacia Mary y Joshep, que este se había acercado a ella diciéndole algo al oído, luego, había depositado un beso en su mejilla. -¡Jonathaaaaaaaaaaaaaaaan!- insistió esta, gritando sin importarle las personas que la veían en aquella situación.

-Vale Stefanía, lo siento, ¿te hice gastar muchos condones?, perfecto- sacó dinero de su billetera y se lo lanzó groseramente –con eso comprarás más, listo, adiós-

Stefanía miró como caían suspendidos en el aire los billetes, perpleja, con sus ojos más abiertos de lo normal. Desvió su mirada burlada, ya justo cuando Jonathan había desaparecido, tratando de entender que era lo que el veía con tanta insistencia, y al comprender y discernir quizás algo, pensando en una perfecta venganza. Pasó sobre los billetes, pisándolos enojada.


*

Mas tarde, Nani y Mary se encontraban charlando en el salón de ensayos, Philip, un personaje que no había aparecido hasta ahora estaba ahí con ellas, era un chico bastante peculiar y alocado, bastante amigo de Nani y el “mejor amigo” de Josh. Este dijo que prefería quedarse con las chicas que con el mismo ese día debido a su pésimo humor.

-Juro que parece un volcán a punto de hacer erupción-

-¿Seguro que no sabes nada, Mary?- insistió Nani

-¡Por supuesto que no!, no hablo con él desde ayer en la tarde, suele ponerse así de vez en cuando de todos modos- dijo Mary entretenida en sus papeles

-pero hoy exagera, no me dejó comerme mi helado en paz- casi lloró Philip

-Ah, ¿si? ¿Qué demonios te hizo?-

-dijo algo así como de que no estaba bien cantar la canción de los Teletubbies mientras comía el helado-

Mary y Nani lo vieron con una cara en que claramente le demostraban su desaprobación ante aquella ocurrencia.

-¡Claro que está mal!- dijeron a coro

-¿enserio?- se desanimó el chico

-¡Por supuesto! Los Teletubbies no comían helado, comían  tubbipapillas, enfermo- dijo Nani visiblemente ofendida, Mary la miró con una ceja alzada

-la enferma aquí es otra- dijo Mary, que desplomó en carcajadas

-¡No le veo la gracia!- soltó Philip

-Oigan- viraron a ver a una recién llegada, una chica engreída que comía chicle exageradamente, era rubia, de esas plásticas que por desgracia estaban en la clase de baile y expresión corporal. Le dejó a Nani un papelito y salió del salón, quedándose en la puerta con una chica de cabello castaño rojizo, si la memoria de Mary no fallaba, esta se llamaba Stefanía, a quien no conocía era a la otra. Nani sin entender muy bien abrió el papel, que decía un simple: “Estás fuera del grupo de baile, gracias :D”. Esta se quedó estática, y al alzar su mirada, las dos chicas de la puerta hicieron un ademán con sus manos, como despidiéndose, y se fueron. Riendo a carcajadas.

Bien, una bruja malvada había ahora apagado una constelación.



13 abril 2012

Perfect by nature
Icons of self indulgence
Just what we all need
More lies about a world that
Never was and never will be
Have you no shame don't you see me
You know you've got everybody fooled
Look here she comes now
Bow down and stare in wonder
Oh how we love you
No flaws when you're pretending
But now I know she
Never was and never will be
You don't know how you've betrayed me
And somehow you've got everybody fooled
Without the mask where will you hide
Can't find yourself
lost in your lie
I know the truth now
I know who you are
And I don't love you anymore
It never was and never will be
You're not real and you can't save me

Somehow now you're everybody's fool.

06 abril 2012

Falsa Acacia [#O2]



Acto II: Permisos, lagrimas.


Los espectros parecen estar dispersos por los alrededores, y en la aldea Rodorio que rodea al santuario han llegado rumores de que el pueblo que surte las medicinas de su pequeña clínica ha quedado incomunicado por alguna extraña razón.

El día estaba extraño, parecía estar triste, ya que el cielo estaba totalmente gris. A pesar de ello, había una fuerte luz proveniente del mismo que te daba a entender que era de día sin duda alguna, varios guardianes de los templos estaban en sus posiciones, comenzando desde la casa de Aries, hasta la casa de Piscis, hipocentro general del relato que quiero comenzar. Se dice que el caballero de esta casa posee poderes especiales, además de ser llamado el más precioso. Es una especie de combinación de una piedra preciosa digna de un Dios, con rosas, sangre y veneno. Se le ha asociado con alguien sobrio y tímido, no permite que otras personas estén a su alrededor y está sumido en una soledad que el mismo dejó sobre sus hombros. ¿Debería describirlo, verdad?, posee una tez blanquecina, que casi palidece sutilmente. Ojos de zafiro y cabello azulado, extremadamente largo y lacio, que siempre deja danzar sin ataduras o ligas que lo maltratarían.  Sin duda era tan hermoso como las rosas.

Había sido llamado hacia la cámara del patriarca, se le sería asignada una misión. Él podía fácilmente cruzar su casa e ir directo a la habitación del patriarca, lujo que pocos poseían, por no decir que solo él, ya que el camino estaba totalmente plagado de las que él llamaba sus rosas demoníacas, preciosas rosas rojas que con su aroma te hacían delirar y sus espinas te hacía perecer. Caminó entre las mismas que habían sido su única compañía durante años, y llegó de inmediato cerca del patriarca Sage.

-¡Tan pronto como siempre!- dijo el anciano postrado sobre un altar de piedra caliza, viendo como el joven caballero cruzaba la sala sin prisa, elegante y silenciosamente, haciendo repiquetear la bota de su brillante armadura dorada.

-Cuando el deber lo requiere, no debería haber nada interfiriendo- respondió al aparente cumplido Albafica, bajando su cabeza en muestra de respeto. El patriarca sonrió.

-Has escuchado los rumores en Rodorio, ¿verdad?, supuestamente algo sucedió con la ciudad que surtía en la aldea las medicinas, y han llegado una serie de rumores que indican que algo extraño sucede en la ciudad. Sospechamos de algunos espectros, ya que algunos caballeros de plata que fueron hacia allá por medicina, sintieron un extraño cosmos dormido- comenzó a relatar el pope

-¿Dormido?-

-Parece estar neutro, no ha afectado a nadie, pero creemos que no falta mucho antes de que comience a hacerlo-

-Se me encomienda entonces esa investigación, ¿no es así?- dijo Albafica dando media vuelta para comenzar con todo de inmediato, apresurando su andar.

-La pequeña Athenea ha escuchado todo, y pide que por favor regreses con vida-

Piscis se detuvo en seco, con sus ojos cerrados, luego de unos cuantos segundos continuó su camino sin decir nada, esa era su gélida manera de decir que todo estaría bien. Salió del recinto divagando en todo, pensando en aquella niña de ojos bonitos y tristes que había visto hacía unos días antes.

No es que estuviese husmeando en las habitaciones de la sala del patriarca, lo que en realidad sucedió es lo siguiente: la pequeña niña, que había llegado solo hacían unos pocos meses traída en manos de uno de sus camaradas Sisifo, caballero de oro de Sagitario, parecía no habituarse aun a la atmosfera del santuario en Atenas, ella era la reencarnación de la diosa ojos de lechuza para aquel tiempo, pero parecía ser una carga de enormes proporciones para tan delicada florecita.

La misma aunque no se quejaba, tenía siempre ese dejo de tristeza en sus ojos, oyó entonces, en una amena y fastidiosa conversación que Albafica llevaba con Manigoldo, santo de cáncer, que si las cosas seguían como iban, acabarían pereciendo… eso pareció destrozarla por completo.

-¿morirán por mi culpa?- espetó con fuerza la pequeña niña que estuvo escondida tras una puerta por algunos minutos, hasta que claro, se sobresaltó. Ambos santos dieron media vuelta, encontrándose con la pequeña Sasha ahí, aterrada.

-¡No es a eso a lo que nos referíamos!, no seas llorona- inquirió Manigoldo, tan áspero como siempre, también preocupado por las lagrimas que parecía iba a soltar la pequeña niñita

-P-pero…-

-¿qué has oído exactamente?- masculló Albafica, inexpresivo con sus ojos sobre ella

-“Como las cosas sigan así, moriremos, Athena quizás así lo quiera”- repitió la niña –Yo no…- alzó su mirada -¡Yo no quiero eso!- exclamó al límite

Ambos sonrieron ante la acotación de la niña

-¡Eres pequeña aun!, pronto lo entenderás- espetó Manigoldo juguetonamente, halando un precioso y corto cabello de la niña, cual niño travieso metiéndose con su mejor amiga

-¿qué he de entender?- susurró ella, limpiándose las lagrimas con su antebrazo

-Que las Diosas no lloran por sus camaradas que morirían a gusto por su ideal- soltó Albafica, con tono de voz de sermón –eso sería una falta de respeto hacia nosotros mismos, sería un insulto, si tanto te preocupamos, no derrames ni una lágrima ni te entristezcas-

Sasha, la pequeña Athena abrió sus pequeños ojos como la luna, confundida no solo por aquellas palabras, si no por el aura que desprendía aquel caballero de oro tan precioso. Albafica sonrió al recordar ese día… ese día en que supo que Kardia desapareció con Sasha y pocos días más tarde apareció con ella, más decidida a ser Athena que nunca. ¿Qué clase de cosa les habrá sucedido para ese cambio tan drástico de elección? Él había leído a través de las lagrimas de cristales de esa pequeña niña que repugnaba el hecho de ser la diosa de la guerra que defendería a la humanidad, ¿Qué habrá sucedido entonces?, además de ello, el mismo regresó ardiendo su corazón, aun está ahí, debatiendo entre la vida y la muerte, se supone que su corazón arde a tales magnitudes solo si llega a su límite, la pequeña Sasha ha de estar preocupada. Degel de Acuario, cuyo don es la magia con las bajas temperaturas es el único que puede resolver el incendio en el centro de vida del caballero escorpión.

Vaya que era irónico, pero solo quedaba rezarles a los Dioses.

El por su parte, debía terminar con su misión.

El pueblo estaba a unos dos días caminando sin detenerse, y a un día si iba en auto, quizás podría encontrar a uno de los leñadores que llevaban leña en dicho pueblo, quizás, podrían llevarlo con ellos por una buena paga. Eso era mejor que caminar y tardar tanto. Suspirando, se encaminó hacia el campo de rosas escondido en una parte olvidada del santuario, ahí se había criado y había estado con su maestro Lugonis, hasta que este murió. Los recuerdos a  veces lo amordazaban en las noches frías en que volvían entre sueños, solía despertar bañado en sudor y suplicando el tener a alguien a un lado, pero claro está que era un secreto, y era algo imposible, ese anhelo era algo que trataba de olvidar.

Era un guerrero y esas cosas eran inútiles.


Falsa Acacia [#O1]


Acto I: Toxicidad

Me dijeron que el veneno a veces podía ser una suerte, ¿Qué clase de persona creería eso? Una enferma, claro está. Nadie ha comprendido nunca lo que sería ser nocivo para otro, aunque muchos le rehúyan a otras, nadie ha intentado siquiera entender qué demonios sería el no poder acercarte a nadie. Ser tú el que huye, el que no admitiría ni una pequeña caricia de algún insecto. Me disculpo de antemano por maldecir, es que este tema suele hacerme enojar en ocasiones, las personas tienen el mal hábito de crearse fantasías estúpidas y escribir dramas dignos de alguna novela caballeresca que ya nadie quiere leer. Los chismes son la peor plaga entre la lengua de la humanidad. Pero lastimosamente, este relato que quiero mencionar no es ningún chisme, si bien se que quizás terminará cual drama estereotípico, no quisiera enfocarme en ello si no en los lazos de sangre que pueden haber entre una persona y otra.

La sangre es la viva imagen de muchas cosas, psicológicamente hablando, para unos simboliza vida y para otros la muerte. A algunos les da asco y a otros los maravilla, muchos artistas la toman como principal pilar, grotescas escenas o quizás alguna colorida representación de una ferviente y sangrienta batalla… sea como sea la situación, simboliza mucho tipo de emociones y lazos casi invisibles que son más fuertes que cualquier otra cosa.

Una rosa, las rosas son hermosas y ancestrales.

También marcan sentimientos y los mezclan. Una rosa para el amor de tu vida al que amarás por siempre, otra rosa para el amor de tu vida que se irá tres metros bajo tierra. Pocos entienden el verdadero significado; o la verdadera esencia de un rosal que impregna de perfume kilómetros y kilómetros. Yo diría que las rosas pudieron haber aparecido luego del desangramiento del alma de algún Dios desconsolado por amor, y de ello deriva su mítico e irreversible papel.

¿Y qué me dirías del veneno? ¡Ese que ha ayudado a muchos héroes enamorados! A Romeo marcándole su fin con Julieta o a algún bandido cediendo su vida al diablo suicidándose, veneno celestial, nocivo y espectacular.


Veneno, mezclado con sangre y rosas, tú serás el pilar principal de esta historia.



Disclaimer: Basado en la obra de Masami Kurumada &  Shiori Teshirogi, Saint Seiya The Lost Canvas. Hay personajes que no son de mi invención, si no que le pertenecen a los anteriormente mencionados, respeta los derechos de autor, es cuestión de honor. 

04 abril 2012


-¡No!- contuve la respiración luego de mi alarido al llevarme ambas manos a mis labios, reprimiendo las palabras malditas que diría si no las detuviese en esos mismos instantes, lagrimas negras por el delineador viajaban por mis mejillas, no importaba, se confundían pronto con las gotas de lluvia, que las transmutaban en mágicas gotas grises que acababan desapareciendo incoloras al llegar al suelo. Estaba yo entonces, arrodillada sobre el granito frío sobre los charcos acuíferos de mi alrededor.


-¿Pretendes seguir así siempre?- oí de mi acompañante justo frente a mi, vestía ropas oscuras igual que yo, y si, parecía que toda la escena y nosotros estábamos para alguna filmación... quién diría que acabaría así en aquel lugar. Bajé mi cabeza al oír sus palabras, sintiendo como se repetían en mi mente una y otra vez. Negué finalmente, absorta en pensamientos suicidas.

-No, ahora soy yo quien lo dice- susurró él en un hilo de voz que destrozó mis locuras mentales en un santiamén y ¡Bum! se arrodilló frente a mi, atrapándome con la mirada, apartó las manos de mis labios -Invisible ha sido la manera en la que te he observado...- dijo, bajó otra lágrima por mi mejilla al oírle

-Invisible ha sido la manera en que te he amado- respondí, sabía que eran mis propias lineas escritas... que fatídica sensación. 

-¿Invisible para siempre?- continuó

-Invisible por siempre- respondí

-¿Y que será entonces de la dulce primavera? ¿ha de ahogarse en nefasta oscuridad solo por caprichos de un alma agonizante? ¡Que blasfemia!-

-¡Blasfemia por los olímpicos! Justicia por los descarriados, los malcriados que ahora yacen observándose entre un campo de rosas con perfume embriagador- casi automáticamente ladeé mi cabeza hacia un lado, tal y como lo describí en la obra que interpretábamos no se por que razón

-¿Será la oscuridad merecedora de un campo de rosas? ¿Será la Duat, merecedora de rosas preciosas desteñidas de tu sangre, solo por mi gusto?-

Extendí mis brazos hacia el frente, con una lágrima de gozo cruzando mi mejilla

-Llévame contigo- supliqué, se acercó a mi y rocé mis muñecas con su cuello, en pocos segundos, dudando rodeó mi cintura apretándome a él.

-Hades ha de arrastrar a la bonita Persefoné a la oscuridad- susurró a mi oído

-Persefoné no ha de desear otra cosa- respondí, dejándome llevar hacia donde quiera que me llevase, al fin y al cabo, me raptaría hacia los infiernos, y allí, solo por estar acompañada por él, sería feliz.

Y amaneció







"La aurora boreal se retuerce como un dragón a través de la noche. Las estrellas y los planetas tienen que rendirse al gran milagro de luz resplandeciente que, sin prisa, se abre paso por la bóveda celeste"


aurora boreal; ASA LARSSON