28 abril 2012

Capítulo O6: Caramelos





Aquí viajamos unos seis años al pasado

Iremos luego de que vaya por algunas cosas… aun faltan la guitarra y los dulces…

Okay, te esperaré aquí.

Bajó las escaleras dando graciosos saltitos en cada escalón, repasaba mentalmente las partituras de las canciones que tocaría junto a Mary en aquella fiesta de Hallowen a la que asistirían en pocos minutos, la habían planeado con algunos amigos desde hacía ya un tiempo. Nani tenía preparada una coreografía, Josh y Mary cantarían una canción y los demás tenían más sorpresas, desde que él y su madre se habían mudado con Gladys y Mary todo había sido un tanto más liviano, podía hacer lo que quisiese (hablando sanamente) y al parecer ya no había de que preocuparse.

Susurros;

-¿desesperada?-

-exacto… Gladys, ha desactivado todas mis tarjetas de crédito, irme hacia donde está ahora me llevaría mucho tiempo, además, corro con el riesgo de gastar el poco efectivo que me queda… quedarme sin algún centavo, y no verle para reclamarle-

-estamos para lo que desees, ¡somos una familia! El dinero es lo de menos, mamuchi, haremos lo que sea-

Se detuvo estático detrás de la pared de la cocina que daba hacia las escaleras de esa pequeña casa, su mundo se había desmoronado.  Si, creyó por unos momentos que todo estaba perfecto, pero no era así, su madre sollozaba en brazos de su tía, se sintió el mayor egoísta de todos, y decidió cargar a cuestas un ‘pecado’ que supuestamente había cometido. Para nadie era un secreto el que se encontraban ahí en esa casa después de el enorme problema que se armó en su casa luego de encontrarlo tocando la guitarra su padre… la guitarra… todo por culpa de ese instrumento.

-¡Hey! ¡Ayúdame!- escuchó detrás de sí un alarido, y segundos después algo chocó contra su espalda. Cuando viró a ver encontró el forro de su guitarra con la suya al parecer ya dentro –ya esta todo listo- inquirió Mary -¿por qué esa cara?-

Ella que no era para nada tonta se había dado cuenta del bajo extremo de ánimo que se fue sobre los hombros de Josh, que estaba ahí, cual alma en pena, pálido y estático, rehusándose a ir.

-N-no sucede nada- respondió

-¡Claro que si sucede algo! ¿Vuelves a oír conversaciones ajenas?- preguntó al ver que estaba escondido detrás de la puerta de la cocina, esa era una mala costumbre de su amigo de infancia. Entró a la cocina preguntando que sucedía con su tía:

-una migraña horrible, Mary- respondiéndole esta, se tomó la cabeza con una mano luego de suspirar para evitar algún quiebre explicito de voz -¿se van ya a su fiesta?- finalizó

-¡Sip!- dijo Mary –Erika, ahí hay pastillas de las que tomo cuando me duele demasiado la cabeza, ya sabes, siempre me pasa, puedes usar alguna-

Erika asintió aun ocultando su rostro, y la chica casi sin tragarse el cuento, pero fingiendo bien, le dijo a su primo que se fuesen. Salieron de casa en silencio, caminaron hasta llegar frente a un árbol de cerezos que estaba cerca de su casa. Ahí fue el punto en que se rindió Jonathan, ya no quería fingir más, solo ceder ante el suelo y quedarse ahí, quieto, para siempre, convertirse en piedra quizás, podría esa ser una perfecta salida de todo ese Apocalipsis que sentía acercarse poco a poco.

-Bien, ¿ya me dirás que te sucede?- dijo Mary que se volteó mirándole directamente, decidida a tomar cartas en el asunto. Sabía que el tenía algo y le preocupaba bastante.

-Nada- masculló él

-¡JA!- dijo ella sarcásticamente -¿no me dirás que tienes?-

-Dije que nada- volvió a decir con una tranquilidad propia de un cadáver, ella  por su parte tenía una preocupación rampante, que aumentaba a ver lo raro que se encontraba.

-A pesar de que siempre me obligas a decirte que tengo, ¿no me dirás nada?- ella era alguien sumamente fiel, cual cachorrito, que creía ciegamente en que si das confianza, eso recibirás, y encontrarse en aquella situación la preocupaba… muy por encima de todo eso la hería en siento modo.

-No comiences con tus babosadas-

El se había fastidiado ya de ella.

Eso no la intimidaría.

-¿confías en mí?-

La verdad era que aquel singular árbol de cerezos parecía tener un magnetismo para con quienes tenían una pena a cuestas, y que estaban ciegos ante circunstancias de sus vidas, era como un ciclo que te atrapaba, quizás por su tranquilidad, a pesar de estar en media calle, cerca de él siempre había paz y silencio. Ese arbolito era un psicólogo mudo que se quedaría ahí casi por siempre, sus florecillas danzaban por doquier, como contando los segundos en que Mary esperaba atenta la respuesta de su primo.

Ante el silencio, sintió un nudo en la garganta, pero no importaba, era ahí donde irradiaba la fuerza de su grandeza, a pesar de su miedo a ser rechazada lo intentaría otra vez, pues no era por su bien, era por el de él. Y apretando sus manos insistió

-¿Y bien?-

-¡Claro que lo hago!-

Ante aquella respuesta solo quedaba una cosa por hacer, recurriría a sus misteriosos poderes que solo usaba en situaciones extremas. Cualquiera que no la conociese, (como la mayoría de sus conocidos) diría que es un acto infantil, otros una suma estupidez, pero no tienen idea del valor que para ella tiene, y que para muchos también. Solo necesitaba dejar lo que tenía en sus manos en el suelo, y se acercaría a él, pensando en su encantamiento.

Se detuvo frente a él, este tenía su cabeza desviada hacia el tronco del árbol, con su mirada perdida ahí, a pesar de la cercanía de su prima, y tomó su rostro con ambas manos, haciéndolo bajar su vista hacia ella, que tenía muchos centímetros menos que él.

-Cierra los ojos-

-¡¿Qué?!- exclamó él

-Entiendo que no quieras decirme nada- soltó su rostro –entiendo también que hayan cosas que prefieres mantener en secreto, todos merecemos privacidad, y bien, yo solo te quiero ayudar. Te daré un trato especial, a cambio de dejarte en paz, solo tienes que cerrar los ojos…

-¿para qué?-

-en eso me demostrarás cuanto confías en mi, solo ciérralos, transmutaré tus penas-

-¿cómo?-

-un mago no dice sus conjuros, solo ciérralos, no te comeré- rió Mary, y Josh, perdido y contundido como se encontraba, cerró sus ojos dudoso, con el ceño claramente fruncido, a la expectativa de la alquimia que al parecer su prima haría. Esta, bajo su mirada hacia su pecho, recordando que ahí tras su caja toráxica estaba escondido su corazón. ¿Por cuantas cosas había pasado? A pesar de que este al parecer siempre estuviese inexpresivo algo ocultaba, y aunque quizás jamás se enteraría de la naturaleza de sus penas solo podría hacer una cosa por él. Así que pensando en expulsar demonios, pensamientos y magia negra, cerró sus ojos y posó un suave beso sagrado en su pecho, sobre su cansado corazón, que repiqueteó extrañamente, entre descargas eléctricas, eliminando neutrones, fusionando protones y electrones vivamente, deshaciéndose rápidamente de la magia mal intencionada que había entrado en el corazón de Jonathan.

Y quizás el error que él cometió esa vez se basa en haber abierto los ojos antes de tiempo, perplejo, al sentir lo que sucedía, bajó su mirada, encontrándose con semejante espectáculo, Mary ahí, rozando sus labios contra su piel cubierta por la tela negra de su ropa. Esta se separó, levando su mirada al percatarse de aquello. Se quedó sin saber porque así, con sus labios juntos, mirándole fijamente, hasta que soltó un extraño respingo y se llevó su mano derecha a su boca.

Josh, mudo, solo la miró con duda en sus ojos, al verla doblarse sobre su abdomen como si enserio hubiese aspirado algún veneno, y cual truco de película fantástica, ella apartó su mano de sus labios, dejando caer caramelos ácidos negros, cientos de ellos al suelo.

-¡Wow, mira! Con razón tenías esa cara. ¡Mira todo el humo negro que tenías en el pecho!- exclamó ella, observando los caramelos que habían salido de sus labios

-P-pero…- tartamudeó Jonathan perplejo por tal escena -¡Son los caramelos que traías en la bolsa!-

-¡Claro que no! Son tus malos sentimientos, los he transmutado fuera de ti, ¡Mira! ¡Créelo!, si no, no servirá de nada a pesar de haberlos sacado.-

-Pero, Ángel…-

-¡Cállate!- lo interrumpió -¡Vamos a la fiesta! ¡Ya están fuera de ti! Ahora tocarás la guitarra y te convertirás en el sucesor de Slash.-

Y tomando sus manos, y las cosas, lo arrastro junto a ella, empujándolo a seguir adelante, y sin darse cuenta, lanzándole un hechizo a su corazón.
    
Y regresamos al presente

Bien, hay solo dos cuestiones, dos preguntas de índole extrema, la primera era, ¿Cómo era que se encontraba casi en el suelo? Estaba en el borde de su cama casi cayendo al suelo, la segunda era la más importante y quizás más traumatizante, quizás también seria la responsable de futuras confusiones, la base de esta historia por casualidad. Y eso es: ¿por qué estaba soñando con Mary?, y añadiendo un tercer punto importante ¿por qué recordaba aquel día?, se suponía que todo había quedado en el pasado, que ella había hecho un perfecto encantamiento.

La gran maga Isis, así le decían a esa diosa en el antiguo Egipto, siempre  le había recordado a Mary, que por cierto de seguro ya habría para esos minutos, encontrado la cámara que había reparado, quería ayudar a la malcriada niña de alguna manera. Se levantó, vistiéndose, lavándose los dientes y bajando a desayunar. Solo tomo un par de galletas de soda y un poco de jugo de naranja.

-Me extrañó el que no te fueses con Mary- inquirió Gladys que se encontraba organizando los libros de filosofía y poesía que hacía poco había adquirido

-No tengo clases en la mañana hoy, quería irme con ella pero no se por qué dormí demasiado- suspiró Jonathan que se preparaba para irse. Se despidió colocándose los auricurales, se iría escuchando música, debía mejorar su humor, porque se sentía bastante molesto. Y se le notaba en sencillamente la manera de caminar, que un poco más y sería la rígida marcha de algún nazi.

Llega entonces a la academia, y se quita los amiguitos de sus oídos, vio acercarse a una chica que recordó, debió llamar la noche anterior. Stefanía. Maldijo muy por debajo de su fría expresión, y se detuvo con la mirada perdida, sabía que ella lo había visto ya y se acercaría.

-¿Qué sucedió ayer? Dijiste que me llamarías- dijo enrollándose el cabello en rulos artificiales de color castaño rojizo, con aquel aire que la envolvía de chica sexyyosoymejorquetuyloschicossemuerenpormi.

-se me olvidó- respondió este de manera engreída y cínica. Mostrándose fastidiado de su presencia

-¡Me dejaste esperando!, eso no se justifica-

-No lo estoy haciendo, se me olvidó, ¿ya?- soltó fastidiado enserio, con un humor por mas horrible

-¡Amaneciste mal humorado!, ¿hay algo que yo podría hacer?- dijo esta con voz azucarada y de gata callejera, acercándose a él, mientras enrollaba sus manos tras su cuello, pegando sus proporciones a él. Este bajo su cabeza rozando su mejilla con la de ella, llena de rubor artificial y bastante maquillaje. Estaba aburrido y mal humorado, quizás ella serviría para descargarse. Aquellos pensamientos se esfumaron cuando miró hacia un lado, más allá de donde se encontraban, cerca de las escaleras. Mary bajaba las escaleras junto a Nani, y al final le esperaba Joseph, esta al parecer le saludó, sonriendo bastante.

Jonathan se separó de Stefanía, que si no hubiese deshecho su enredo de manos tras su cuello, hubiese caído al suelo.

-¿Qué te pasa?- exclamó molesta la chica

-Déjame en paz Stefanía- dijo Jonathan sin apartar sus ojos de la escena anteriormente descrita

-p-pero…-

-Ya deja de ofrecerte de tal manera, el que te aflojes tan fácil no lo hace atractivo, cariño- soltó con su cinismo a mil Jonathan volteando a verla. –adiós, linda- sonrió cual demonio y se alejó groseramente de ella.

-¡A mi nadie me habla así, Jonathan Rivas!- gritó de manera histérica la chica. Jonathan se detuvo al escuchar eso, pensando en ni siquiera voltear, pero su atención se fue de nuevo hacia Mary y Joshep, que este se había acercado a ella diciéndole algo al oído, luego, había depositado un beso en su mejilla. -¡Jonathaaaaaaaaaaaaaaaan!- insistió esta, gritando sin importarle las personas que la veían en aquella situación.

-Vale Stefanía, lo siento, ¿te hice gastar muchos condones?, perfecto- sacó dinero de su billetera y se lo lanzó groseramente –con eso comprarás más, listo, adiós-

Stefanía miró como caían suspendidos en el aire los billetes, perpleja, con sus ojos más abiertos de lo normal. Desvió su mirada burlada, ya justo cuando Jonathan había desaparecido, tratando de entender que era lo que el veía con tanta insistencia, y al comprender y discernir quizás algo, pensando en una perfecta venganza. Pasó sobre los billetes, pisándolos enojada.


*

Mas tarde, Nani y Mary se encontraban charlando en el salón de ensayos, Philip, un personaje que no había aparecido hasta ahora estaba ahí con ellas, era un chico bastante peculiar y alocado, bastante amigo de Nani y el “mejor amigo” de Josh. Este dijo que prefería quedarse con las chicas que con el mismo ese día debido a su pésimo humor.

-Juro que parece un volcán a punto de hacer erupción-

-¿Seguro que no sabes nada, Mary?- insistió Nani

-¡Por supuesto que no!, no hablo con él desde ayer en la tarde, suele ponerse así de vez en cuando de todos modos- dijo Mary entretenida en sus papeles

-pero hoy exagera, no me dejó comerme mi helado en paz- casi lloró Philip

-Ah, ¿si? ¿Qué demonios te hizo?-

-dijo algo así como de que no estaba bien cantar la canción de los Teletubbies mientras comía el helado-

Mary y Nani lo vieron con una cara en que claramente le demostraban su desaprobación ante aquella ocurrencia.

-¡Claro que está mal!- dijeron a coro

-¿enserio?- se desanimó el chico

-¡Por supuesto! Los Teletubbies no comían helado, comían  tubbipapillas, enfermo- dijo Nani visiblemente ofendida, Mary la miró con una ceja alzada

-la enferma aquí es otra- dijo Mary, que desplomó en carcajadas

-¡No le veo la gracia!- soltó Philip

-Oigan- viraron a ver a una recién llegada, una chica engreída que comía chicle exageradamente, era rubia, de esas plásticas que por desgracia estaban en la clase de baile y expresión corporal. Le dejó a Nani un papelito y salió del salón, quedándose en la puerta con una chica de cabello castaño rojizo, si la memoria de Mary no fallaba, esta se llamaba Stefanía, a quien no conocía era a la otra. Nani sin entender muy bien abrió el papel, que decía un simple: “Estás fuera del grupo de baile, gracias :D”. Esta se quedó estática, y al alzar su mirada, las dos chicas de la puerta hicieron un ademán con sus manos, como despidiéndose, y se fueron. Riendo a carcajadas.

Bien, una bruja malvada había ahora apagado una constelación.



1 comentario:

  1. :OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
    NO!
    ES POR ESO QUE ODIO A LA SOCIEDAD!
    LAS BARBIES NO SABEN BAILAR, LAS BARBIES NO PIENSAN Y NO HACEN NADA SI ALGUIEN NO LAS MANEJA!
    POR ESO SON BARBIES D:

    Dile a Nani que si quiere vengarse de ellas, que yo la ayudo. Puedo traer mi propia pala :DDDD


    okei okei okei ya....
    es que ... me llegua xD

    Bueno aver...quiero decirle algo a alguien, a lo más argentino posible.

    Josh...

    Flaco! sos más histérico que una mina DDD:

    Ya u_u

    Lo nececitaba.
    Soñó con Eve :33
    que diga, con Mary :33
    Yo también soñé contigo y no me incluyes ¬¬
    aslkdjakljdasdas
    Just kiddind

    dasbdbasjdbashbdhasbdhasbdasd ya extrañaba leer esto, por que, digas lo que digas, AMI ME GUSTA DDDD:

    Sube otro ahorita, si? :3333

    sadkjasd cada vez que entro a tu blog, tiene algo diferente. Dedicacion al maximo beibi e_e


    adshadashdjasdasds ssabes quien soy no?

    Porsupuesto que si, está mi nombre allá arriba ¬¬

    Me quise hacer la misteriosa como tu y no me salió xD


    SIENTETE IMPORTANTE D:

    Kats
    (Si, aún así firmo, soy ruda D:)

    ResponderEliminar

¡Gracias por querer compartir tu opinión! :)